Mientras observaba el juego lésbico de estas dos bellezas tetonas, me preguntaba todo el tiempo. A cuál de ellas elegiría si sólo me pidieran que eligiera una. Mi elección pasó de la pelirroja a la morena y viceversa. Al final, decidí que probablemente elegiría a la pelirroja. ¿Y tú?
Hay que admitir que las morenas lavan peor los cristales que el sexo. Pero hacen maravillas con el falo, tanto con la boca como con el coño. Lástima que la otra morena no haya conseguido un tipo, su amiga se volvió codiciosa.